Todo era perfecto, es decir, no tenía
preocupaciones, andaba con mi pareja de un lado para el otro viviendo la vida
feliz.
Pero un día, concurrió algo más que
una simple discusión rutinaria, todo sucedió muy rápido, creía conocer a la persona
con la cual, ya compartía años de convivencia y afecto, me equivoqué.
El miedo me paralizaba, era incapaz
de ver los defectos de mi pareja, ya no podía aguantar más esos abusos y tantas
noches de maltratos hacia mi persona. Abrí los ojos con firmeza, mire a mí
alrededor y pensé que no merecía sufrir,
yo no había echo ningún mal a nadie, mi desgracia fue querer a la
persona equivocada.
Con fuerza y valentía, pude quitarme
la venda que obstruía el camino de la libertad, la igualdad, el respeto y la felicidad.
Nuria:
ResponderEliminarMuy interesante manera de describir un momento de toma de conciencia.
Suele suceder que la rutina nos tenga inmersos en un mundo irreal, en el que perdimos nuestra capacidad de ver lo que sucede.
Es entonces cuando, de repente, nuestros ojos descubren lo que pasa. Son los momentos de decisión: o sigues así con tu cobardía a custestas, o empiezas a ser tú.
Besos.
Excelente Nuria, no hay que dejar un tema tan obvio en palabras que no van a ninguna parte, no podemos dejarlo en el olvido o lo que es peor, en la costumbre, besos guapa. lupe.
¡¡¡Pues enhorabuena y adelante!!
ResponderEliminarAl Rey muerto otro al puesto, pero con cautelaaaaaaaaaaaaaaaa.
ResponderEliminarBESAZOS